El carácter intimista y sugerente propio a una cueva o refugio impuso el tipo y la cantidad de luz entrante desde el exterior. Mientras, la cocina y los dormitorios recibirán puntualmente un foco de luz regulable conducido por tubos reflejantes y captadores solares colocados en el exterior, la zona central del espacio coincidente con la zona de chimenea y salón-comedor, eleva hacia el sur una cubierta de madera que atrapa el movimiento del sol para introducirlo de diferentes formas y coloraciones de luz; su continua vidriera construida con cristales, botellas y restos de vidrios de diferentes espesores, todos reciclados, producirá el mágico juego de reflejos y tonalidades imprimiendo sutilmente a este interior la atmósfera y el clima deseado.
Por otro lado, y dentro siempre del interés de aprovechar lo que otros desechan o no valoran -siguiendo la ley de la tres R: reducir, reutilizar, reciclar-, se recuperaron trozos de piedras de granito, tirantes y palos de madera, objetos y piezas industriales, etc, para
realizar la chimenea, la cubierta de la claraboya, puertas, repisas e incluso la luminaria del conjunto.
En relación a las instalaciones, se siguió el criterio natural de separar las diferentes
aguas usadas en negras, las provenientes del váter, las grises traídas por duchas y lavabos y, finalmente las pluviales recogidas en canales perimetrales a la construcción. Las primeras son conducidas a unos filtros biológicos para ser depuradas y conformar en el terreno redes de agua para riego; las segundas también son tratadas y devueltas al sistema para usarse en las cisternas de váter y las últimas, previa decantación de la suciedad ambiental, para acumularlas y tenerlas como reserva para diferentes usos.
Por otro lado, cada habitación lleva un sistema de ventilación natural y forzada, y la zona más amplia de ventilación cruzada. Los paneles solares orientados al sur, serviránpara el calentamiento del agua sanitaria. La calefacción de las habitaciones se ha resuelto ubicando en el pasillo una simple pero eficiente estufa a pellets y leña, accediendo el calor de esta por pequeñas aperturas en los encuentros entre los tabiques y la bóveda. La chimenea central a leña, construida íntegramente en chapa de hierro, por su estratégica ubicación irradia todo el calor que genera en todas direcciones.
De todas formas, y una vez más, la experiencia deja a las claras la gran ventaja que la tierra aporta como aislamiento térmico, ya que crea condiciones estables y óptimas durante todo el año y además es beneficiosa, como es obvio, para la salud y repercute en los costos tanto de climatización como de mantenimiento.

Finalmente, podríamos agregar una característica fundamental en las construcciones subterráneas: el hecho mismo de no existir en el paisaje, el de casi no producir ningún impacto visual y, el de permitir que la construcción sobre el terreno, como suele suceder por lo general, sea ocupada ahora solamente por jardines, huertas o tal vez alguna zona deportiva. Por supuesto, en parcelas donde la ocupación puede estar agotada ésta podría ser una interesante solución, sin renunciar por ello al confort y al bienestar tanto físico como psíquico tan necesario este último en los tiempos que vivimos.
El aprovechamiento de los recursos naturales y sus criterios de diseño, imponen un buen hábito tan difícil de abandonar como los principios estéticos que generan el proyecto arquitectónico. Los criterios de diseño utilizados en este proyecto son más propios de la
arquitectura y su relación con la naturaleza (arquitectura biolclimática) que a concepciones tecnológicas de complicado entendimiento.
Esta es la enseñanza a modo de conclusión a la que ha llegado Arché Taller después de esta experiencia en donde, con cinco jóvenes inexpertos pero entregados y durante ocho meses de trabajo, vivieron compartiendo el interesante reto de construir artesanalmente una escultura habitable.
ARCHE TALLER DE ARQUITECTURA Y OTROS OFICIOS , nació como resultado de integrar en un mismo espacio, diferentes gremios y artistas, capaces de investigar y desarrollar obras de arquitectura y diseño interior. En su estudio, se han ido ejecutando desde hace tiempo, proyectos de viviendas y obras de arquitectura con marcado acento creativo y destacado interés artístico. Su fundador, el arquitecto José María Rubio Anaya lleva más de 25 años desarrollando la profesión, por ello a lo largo de su propia experiencia con diferentes tipos de clientes, él nos comenta:
«La clave que a mi me ha dado resultado a la hora de proyectar y diseñar, no es simplemente el tener libertad para proponer y dar ideas, sino el de crear con el cliente una relación fluida, constante y personal, que haga posible descubrir en éste, no solamente sus necesidades físicas o funcionales, sino la razón y el espíritu que animan sus gustos y sueños, reflejo y proyección del espacio en donde se desarrollará su vida.
Las formas, los materiales, y los detalles inclusive, surgirán a medida que las ideas se vayan materializando entre ambos. Creo que el arquitecto es el mejor intérprete de su cliente, el real ejecutor de esos sueños, y por lo tanto el que debe ver en el espacio lo aún no construido.»
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