Una canción u obra fonográfica, ya sea actual o antigua, se encuentra protegida por los derechos de autor que ostenta el compositor/creador de la misma. Grabar una versión de una canción, implicaría hacer uso de, por lo menos, dos de los derechos patrimoniales de autor más importantes, el derecho de reproducción y el de adaptación de dicha canción, que son en principio exclusivos de su autor original, salvo que este hayan cedido o transmitido los mismos.

El primer aspecto que deberíamos tener en cuenta a la hora de decidir versionar una canción, es que la protección de los derechos patrimoniales de autor tiene un periodo de vigencia, que en el caso de nuestro país sería la duración de la vida del autor más 70 años tras la muerte de este. Así, transcurrido este periodo de vigencia, la canción pasa a ser de dominio público y podrá ser reproducida o interpretada por cualquiera.

Para el caso de que la canción que se quiera versionar y grabar siga sujeta a la protección de derechos de autor, se debe buscar a los titulares de los mismos para pedir permiso (o pagar según el caso) por el derecho a usar su canción. Esta obtención de autorización, se realiza mediante la solicitud del uso de los derechos patrimoniales de autor directamente a los mismos autores o, en algunos casos, a través de Entidades de Gestión Colectiva, por ejemplo SGAE, a las cuales los autores de las canciones ceden la gestión de dichos derechos patrimoniales de autor. 

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